La gran olvidada, la educación moral, de mano en mano haciendo que los niños, los jóvenes y muchos adultos no lleguen a tener una conciencia moral madura o, peor aún, que basen esa conciencia moral en lo que consideran valores propios de la sociedad actual, muy alejados de lo real y moralmente adecuado.
Esta falta de madurez moral repercute profundamente en todos los ámbitos de nuestra sociedad: la familia, los centros escolares, la vida rutinaria en nuestras calles o el ambiente laboral.
La educación moral pasa por la disciplina orientada hacia el propio bien y hacia el bien común, pasa por educar las emociones y por el fomento de conductas altruistas hacia los demás, pasa por el respeto por todos los seres humanos,... un largo camino para padres y profesores con una gran carga de responsabilidad en la formación de las nuevas generaciones. Pero también un reto maravilloso...
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